El periodo de cuarentena obligatoria por la pandemia de coronavirus Covid-19 ha evidenciado algunos cambios en la naturaleza a nivel local y mundial. Numerosas especies se dan vía libre y ocupan espacios normalmente utilizados por el ser humano, mientras las personas se vuelven más contemplativas con la naturaleza frente estos fenómenos. El avistaje de animales silvestres en capitales internacionales, como un puma deambulando por Santiago de Chile y grupos de jabalíes paseando por Barcelona; mejoras en la calidad del agua de la antigua Venecia; y el avance de la fauna marina en las costas bonaerenses, son algunas de las noticias que muestran los medios de comunicación y las redes sociales en estos días de resguardo.

thumbnail_Aves en la avenida Maipu

El Dr. Christopher Anderson, investigador del CONICET en el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC) y profesor de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur en el Instituto de Ciencias Polares, Ambiente y Recursos Naturales (ICPA), en los últimos años se ha dedicado a estudiar las dimensiones sociales y ecológicas del ambiente y desde su experticia realizó un análisis del estado de situación actual del ambiente en tiempos de cuarentena.

“Lo que estamos viendo es claramente algunas mejoras de las condiciones ambientales. Esto se puede comprobar a  través de mapas satélites del antes y después de la cuarentena para los niveles de contaminación atmosférica en lugares como Buenos Aires y Santiago de Chile”.

“También cambia el comportamiento de las especies que son sensibles a la presencia humana, que ahora  pueden verse más seguido, tal es el caso de los zorros en algunas ciudades o aquí en Ushuaia. He visto fotos de grandes bandadas de cauquenes pastoreando en los paseos peatonales de la doble Maipú o en mi patio estoy viendo grandes bandadas de aves, como la “cachaña”, una cotorra autóctona y vistosa de Tierra del Fuego”, explicó el experto.

Crisis como oportunidad

“El mundo parece haberse detenido y con ello no solo se frena la contaminación química, sino también la contaminación acústica. Hoy las especies que conviven con nosotros vuelven a ocupar los espacios que hemos liberado. Entonces, es una oportunidad para valorarlas y reconocer que nuestras conductas las afectan a ese nivel, aunque en la vida normal hemos naturalizado su ausencia, pero ahora vemos lo que podríamos tener cerca”.  “Y sobre todo, reconocer que somos capaces de modificar las conductas, para mejorar esa delicada convivencia entre lo social y lo natural”, sostuvo el doctor Anderson.

Por otra parte, el ecólogo apuntó que la crisis también nos recuerda que nuestro bienestar proviene de la naturaleza. «Con la cuarentena hemos cortado este vínculo directo con el entorno, lo cual afecta nuestra salud de forma negativa. Por ejemplo, estudios científicos demuestran que en las tasas de obesidad infantil en las ciudades son menores para los jóvenes que viven cerca de espacios verdes. Por otra parte, los pacientes en hospitales se recuperan más rápido cuando tiene una vista de vegetación o cuerpos de agua. Actualmente, hemos cortado estas relaciones con nuestros bosques, plazas y canales que nos proveen salud. Al terminar la cuarenta tenemos que concientemente recuperar el vínculo con la naturaleza, que sin lugar a dudas trae beneficios a la salud”, sostuvo.

Por último Christopher Anderson resaltó que “me emociono porque como sociedad hemos reaccionado en forma muy solidaria frente a esta crisis sanitaria que nos impone el coronavirus. Pero también demuestra que somos capaces de operar de esta forma frente a otros problemas como la crisis climática o la crisis de la extinción de la biodiversidad. En el medio de esta crisis vemos también nuestro lado más virtuoso y positivo y es un claro ejemplo que podemos mejorar nuestra relación con el ambiente de forma continua y  no solo por lo que dure la cuarentena. Es cuestión de prioridades y un desafío que tenemos por delante como sociedad”, concluyó el ecólogo.