«La gran frustración que yo personalmente tengo con los gobiernos de Néstor y Cristina, en los que tuve mucha participación, es la cuestión moral», dijo la gobernadora de Tierra del Fuego, Rosana Bertone.

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Bertone, quien se siente parte de esas gestiones gubernamentales y las sigue llamando como «nuestras», llegó al poder en 2015 integrando el Frente para la Victoria, aunque desde entonces fue tomando distancia del kirchnerismo y hoy responde al Partido Justicialista más ortodoxo.

«La gran frustración que yo personalmente tengo con los gobiernos de Néstor y Cristina, de los que me sentí parte y tuve mucha participación, es la cuestión moral», reflexionó la primera mandataria fueguina durante una entrevista exclusiva con Télam.

Y agregó: «Porque si no hubieran existido estos hechos graves de corrupción, nosotros hubiéramos podido salir con la frente en alto».

La ex diputada y también ex senadora nacional, conoce de cerca a los principales referentes del kirchnerismo: gestionó con ellos obras y fondos para la provincia, y votó leyes polémicas, como el Memorándum con Irán.

«Uno de los problemas es el tiempo en el ejercicio del poder. Doce años es una enormidad. Llega un momento en que perdés el control de lo que está pasando. Y en este caso apareció una ambición desmedida por tener cosas», sostuvo.

Y en una alusión directa a la ex presidenta, completó: «Para qué te sirve tener hoteles, o hacerle un mausoleo a tu marido, si lo más digno es que esté enterrado como cualquier persona».

Bertone, aunque opositora, colocó a su provincia entre las primeras en aprobar el Consenso Fiscal, su Presupuesto 2018, la reforma previsional y el nuevo Código de Responsabilidad Fiscal, entre otras medidas que afianzan su línea de acuerdo con la Nación.

La actual vicepresidenta del PJ nacional también consideró que superar el «estigma de la corrupción» es uno de los principales desafíos que tiene el peronismo para recuperar confianza y volver a pelear el poder real en el país.

«Lo digo y como peronista me duele, pero es así. Son errores muy típicos de nuestro partido. Mandáme los adscriptos, ponéme los punteros. Es a todo nivel. Tenemos que salir de eso para que la gente pueda confiar en nosotros y podamos ser otra vez opción de gobierno», indicó.

No obstante, la gobernadora de Tierra del Fuego desde 2015 consideró que «no todos» los casos de corrupción investigados durante el kirchnerismo son iguales, y pidió distinguir uno de otros.

«Hay situaciones distintas -advirtió- no son lo mismo los bolsos del (ex secretario de Obras Públicas José) López que el reciente procesamiento a Cristina por el Memorándum de Irán o la situación del (ex ministro de Planificación, Julio) De Vido».

Incluso Bertone criticó el accionar del Poder Judicial, aún en los casos donde existen pruebas concretas de hechos de corrupción y se produjeron detenciones preventivas «sin sustento legal».

«El antecedente que están generando con la jurisprudencia sobre prisión preventiva le va a terminar saliendo muy caro al país. Desvirtúa el derecho de defensa de una manera imposible de sostener», aseguró la mandataria fueguina que también es abogada penalista.

En ese sentido, puntualizó que «algunos jueces penales han tomado decisiones apremiados por las circunstancias y que no hubiesen adoptado en otro momento. Quizá están preocupados por sus propias situaciones. De este modo, la Justicia penal tal como la conocemos se ha desvirtuado y eso no implica avalar la corrupción, sino defender las instituciones», aclaró la gobernadora en dialogo con Télam.

Bertone sostiene que la institucionalidad está por arriba de las preferencias ideológicas, y que mientras ocupe el cargo, su misión es conseguir el mayor beneficio posible para los fueguinos, gobierne quien gobierne.

«Sigo siendo peronista y ello no me impide ni trabajar en conjunto con algunos ministros del gobierno nacional, ni señalar los puntos con los que estoy en desacuerdo, como cuando querían sacar de un plumazo los impuestos internos a los productos electrónicos y a través del diálogo logramos establecer una gradualidad», recordó.

Puertas adentro, Bertone no quiere caer «en la misma bolsa» que sus ex compañeros de gobierno y enarbola una cruzada contra la corrupción.

Esta semana, por ejemplo, anunció que dictará un decreto para autolimitar sus funciones y no aplicar un aumento a su propia remuneración que afectaría al resto de los funcionarios del Poder Ejecutivo.

Volvió a congelar su propio haber que con $ 85.700 quedará en trescientos pesos por debajo del del intendente de Ushuaia y un poco más abajo que del de Río Grande.

En tanto, también acaba de aceptar la renuncia de un miembro del Tribunal de Cuentas porque se negaba a enfrentar a una «corporación de poder dentro del organismo».

«El macrismo ha sido muy hábil en mostrar nuestro costado más débil. Por eso mi máxima aspiración es que cuando termine mi mandato, nadie pueda decir que esta gobernadora fue una corrupta o que tuvo una ambición desmedida de poder. Conmigo no va a funcionar ni la estigmatización ni los estereotipos», aseguró la mujer que busca despegarse de la peor parte de la herencia kirchnerista. (lapoliticaonline.com)