Pese al salto del dólar en el arranque del año, comprar un celular, una notebook o un televisor hoy cuesta menos que hace un año, medido en salarios. El «Vaca Muerta fueguino», clave en el control de precios. En el caso de la línea blanca, la competencia del exterior funcionó como «tope» .
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En pleno debate sobre esa pesada mochila llamada «costo argentino» y en momentos en que el problema de la presión inflacionaria complica a la gestión macrista, hay un sector que está pudiendo salir bastante airoso: el de la electrónica.

Durante años, adquirir un celular, un televisor o una computadora en el mercado interno era considerado, a ojo de economistas y expertos en consumo, un «mal negocio». 

Sucede que la Argentina lideraba cómodamente y con mucha holgura los rankings de precios a nivel mundial para los dispositivos electrónicos, con brechas incluso superiores al 100% respecto de países con economías mucho más abiertas, como Estados Unidos o Chile.

La fuerte carga impositiva, sumada a la ineficiencia estructural que venía arrastrando el sistema de transporte marítimo y terrestre, sumado a las engorrosas trabas para importar productos terminados e, incluso, insumos –como sucedió especialmente en el último tramo del kirchnerismo- conformaban un cóctel que ayudó a posicionar a la electrónica nacional entre las más caras en todo el mundo. 

Era, vale aclararlo, un mal que no era potestad únicamente del sector tecnológico. En rubros como indumentariacalzadoautos y hasta alimentos, la Argentina supo estar en el podio de los rankings de los países más caros en dólares, un «privilegio» que incluso hoy sigue estando vigente para varios rubros.

Sin embargo, la electrónica ha comenzado a recorrer un camino en sentido contrario. 

De hecho, artículos electrónicos como notebooks, celulares y televisores experimentaron una baja nominal de precios en los comercios de hasta el 5% en doce meses.

Lo importante es que dicha contracción llega a ser del 25% en términos reales, si el comparativo se realiza en función de cómo han evolucionado los salarios este último año.

En diálogo con iProfesional, Federico Hellemeyer, titular de AFARTE, cámara que agrupa a las compañías instaladas en el polo fueguino, destaca que el abaratamiento de los productos es en parte «consecuencia del plan de competitividad que encaró el sector». 

Dicho plan se pudo firmar a fines de 2017, luego de meses de negociaciones. El pacto de competitividad, que bien podría ser rebautizado como el «Vaca Muerta fueguino«, estableció la suspensión de paritarias por el término de 24 meses a partir de junio de 2018.