Según un informe de Ecolatina, el rojo de las cuentas externas «se agravará» este año, no sólo en términos nominales, sino también como porcentaje del PBI. «En el último año, el déficit comercial de bienes rozó los USD 8.500 millones, revirtiendo el superávit alcanzado en 2016», indicó y señaló que ese cambio de signo fue «una constante a lo largo de 2017».
De ese modo, resaltó que «se trató de un hecho inédito para la economía argentina de la ´posconvertibilidad´, todos los meses del año arrojaron un saldo negativo».
«Esta dinámica respondió a las dispares velocidades de crecimiento que mostraron las exportaciones y las importaciones ya que mientras que las primeras treparon 1% a lo largo del último año, las importaciones saltaron 20%», puntualizó.
Según sostuvo, «la flexibilización del régimen de administración del comercio, un dólar barato y la recuperación de la actividad, fueron las principales razones detrás de esta dinámica».
«A contramano, un mundo en donde avanza el proteccionismo, dificulta el despegue de los envíos al exterior», analizó y subrayó que «también impactó la anémica recuperación de la economía brasileña».
Destacó que «las importaciones de bienes finales, que en muchos casos compiten con la producción local, están ganando peso dentro de nuestra canasta importadora».
Durante 2017, «la participación de bienes finales representó 22,8% de las importaciones totales, el valor más alto desde la crisis del Tequila, superando en más de 5% al promedio 2003-2015 y en línea con el período 1992-2001».
«El avance de las importaciones no es una consecuencia directa del crecimiento económico, sino más bien del proceso de apertura comercial», estimó.