El Gobierno nacional decidió la suspensión por 30 días el recorte de las asignaciones familiares. Pero debo advertir que ello no debe hacernos perder el estado de vigilia frente a medidas que, como ésta, afectan decididamente la vida de nuestros pueblos.

1

Sin lugar a dudas el Decreto que concebía la medida de corte fiscalista, y con la única finalidad de derivar recursos públicos del bolsillo de la familia a la aplicación de un modelo económico que descarga su peso sobre la sociedad, nos deben mantener en estado de alerta.

En este caso, debo felicitar el esfuerzo realizado desde distintos ámbitos de la Provincia, comenzando por la Sra. Gobernadora, gremios, municipios, para revertir la medida y particularmente, por su relevancia y peso institucional. Destacar, el dictamen del fiscal federal de Ushuaia, Juan Soria, quien se pronunció a favor de un amparo presentado contra el decreto que recorta asignaciones familiares para la Patagonia que fue presentado por una mamá afectada por la medida, y acompañado por el secretario general de UTHGRA Seccional Tierra del Fuego y por el Secretario de Derechos Humanos de la Provincia, en representación del Gobierno provincial.

A todas  luces resulta inadmisible, esta vez desde una visión de la organización del estado de derecho, que el decreto en cuestión, haya pretendido eliminar fácticamente, los coeficientes zonales impuestos por el art. 19 de la Ley nacional 24.714. Esto obliga al ejecutivo, al momento de determinar los montos, se tenga en cuenta los “mayores costos” que implica residir en determinadas zonas geográficas, además de carencias logísticas, factores climáticos o la falta de acceso a determinados servicios básicos. Para ello, incluso, se refiere específicamente a la región patagónica y a otras regiones del norte del país.

Aquí es necesario que abramos un paréntesis, porque los tiempos que vienen son muy duros como consecuencia de la marcha avasallante de un poder central que soslaya nuestro sistema federal. Lo hemos visto a lo largo de estos  últimos tiempos, y lo más grave, es que lejos de atenuarse se ha vigorizado. Por ello es que, debemos mantener un criterio de unidad para defender nuestros derechos.

Podemos tener diferencias de cualquier naturaleza. Pero debemos partir de un núcleo básico de coincidencias en el cuál se priorice la familia fueguina, las condiciones diferenciales de nuestra economía y los derechos adquiridos que tenemos desde hace años.

En el ojo de la tormenta, desgraciadamente, Tierra del Fuego, Antártida, e Islas del Atlántico Sur, se encuentra como la más condicionada, dado nuestra dependencia a factores exógenos que definen la base misma de nuestra economía y nuestra sociedad; por ello es que tenemos una tarea enormemente compleja que requiere la concurrencia de todos los sectores, políticos y sociales.